Calama, la ciudad del desierto y epicentro de la gran minería del cobre en Chile, se erige majestuosa a 2.260 metros sobre el nivel del mar, desafiando las condiciones extremas del árido entorno que la rodea. Ubicada al noreste de Antofagasta, esta urbe es mucho más que un simple punto en el mapa; es un núcleo cívico que ha forjado su identidad en la industria minera y en la diversidad de servicios que ofrece a sus habitantes y visitantes.
La ciudad de Calama, con su amplitud térmica extrema, desafía a quienes la habitan con días abrasadores que contrastan con las noches heladas del desierto. Este vaivén climático no solo moldea el paisaje, sino que también influye en la vida cotidiana de sus residentes, quienes han aprendido a adaptarse a las condiciones extremas con ingenio y determinación. En este escenario inhóspito, la actividad minera emerge como un pilar fundamental, donde la labor humana se fusiona con la aridez del entorno en la búsqueda incansable del preciado cobre, un recurso vital que impulsa la economía local y nacional.
Desde Calama, los viajeros se embarcan en emocionantes travesías hacia los escenarios salinos del desierto de altura, donde la vastedad del paisaje desértico cobra vida con la danza de la luz y la sombra sobre las salinas. Además, tienen la oportunidad de adentrarse en los valles sinuosos que serpentean entre las montañas, descubriendo oasis ocultos y paisajes de una belleza indescriptible. Y para aquellos que buscan desafiar las alturas, las majestuosas cordilleras que envuelven la ciudad ofrecen rutas de trekking y escalada que despiertan la aventura en cada paso.
No obstante, Calama va más allá de ser un paraíso natural; también es un centro neurálgico para el desarrollo comercial, financiero y administrativo de la región. Su posición estratégica la convierte en un punto de encuentro para empresarios y emprendedores que buscan oportunidades en el mercado minero y otros sectores económicos en crecimiento. Además, el turismo emerge como un sector en ascenso, con actividades a lo largo de las riberas del río Loa que atraen a visitantes en busca de experiencias únicas, como la pesca deportiva y la natación en aguas cristalinas.
Con una población de alrededor de 200.000 habitantes, Calama se alza como un faro de la minería en Chile. Es reconocida como la capital de la gran minería del cobre, albergando algunos de los yacimientos más importantes del país. Entre ellos, destaca Chuquicamata, cuya explotación centenaria ha sido testigo de la evolución de la industria minera, transitando desde la extracción a cielo abierto hacia un modelo subterráneo, adaptándose a los desafíos tecnológicos y ambientales del siglo XXI.
El origen de su nombre, «Calama», se remonta a la lengua kunza, donde «Ckara-ama» significa «ciudad en el medio del agua». Esta denominación cobra sentido histórico al considerar que, hasta mediados del siglo XX, Calama y su oasis circundante se encontraban rodeados por el río Loa al sur y al este, creando una suerte de isla en el desierto, un refugio de vida en medio de la aridez.

Sin embargo, Calama no se limita únicamente a su faceta minera; también es un centro neurálgico para el deporte y la cultura en Chile. Un hito destacado fue el enfrentamiento futbolístico entre las selecciones de Argentina y Chile durante las Eliminatorias del Mundial de Qatar en enero de 2022. En este emocionante encuentro, la Albiceleste emergió victoriosa con un marcador de 2-1, dejando una huella imborrable en la historia deportiva de la ciudad. Este evento no solo atrajo la atención nacional e internacional, sino que también consolidó a Calama como un epicentro deportivo de importancia en la región.
Y ahora, Calama se prepara para ser el epicentro de la ingeniería minera nacional con la realización de la Convención Anual del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, que en su 62ª versión se llevará a cabo en noviembre. Bajo el lema «Desafíos y Enseñanzas de Grandes Proyectos Mineros», este encuentro congregará a profesionales de todo el país para analizar el impacto de la industria minera y buscar soluciones a los desafíos que plantea.
El presidente del Instituto, Luis Sougarret, resalta la importancia de esta convención para abordar los problemas que han surgido en los grandes proyectos mineros, que representan una inversión significativa para el país. Se busca identificar las razones detrás de los retrasos en su ejecución y proponer soluciones que impulsen el desarrollo sostenible de la industria.
Calama va más allá de ser un paraíso natural; también es un centro neurálgico para el desarrollo comercial, financiero y administrativo de la región
La convención anual del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile estará enfocada en cuatro pilares fundamentales que marcarán el rumbo de la discusión: tecnología, sustentabilidad, disponibilidad de profesionales líderes y la optimización de la cadena de valor en la actividad minera. Christian Thiele, quien funge como gerente general de Minera Esperanza y presidente del evento, resalta la elección de Calama como sede, subrayando su relevancia como una región clave en la producción mundial de cobre. Con el 20% de la producción global de este mineral emanando de sus tierras, Calama enfrenta desafíos particulares en la implementación de nuevos proyectos mineros, convirtiéndola en un escenario idóneo para abordar las problemáticas y compartir experiencias que impulsen el progreso sostenible en la industria.
La elección de Calama como epicentro de esta convención no solo responde a su significativa contribución a la industria minera, sino también a su posición estratégica como centro de innovación y desarrollo en el ámbito minero. La presencia de profesionales líderes, empresas destacadas y autoridades relevantes en este evento ofrecerá una plataforma única para el intercambio de conocimientos, la generación de alianzas y la búsqueda de soluciones que impulsen la industria hacia un futuro más próspero y sostenible.
Por su parte, Julio Aranis, gerente general de la División Chuquicamata y vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, como chairman anfitrión, enfatiza las expectativas de esta convención en cuanto a reunir a los actores clave, fomentar la integración profesional y contribuir al desarrollo de la industria minera en Chile.
En resumen, Calama es mucho más que una ciudad en medio del desierto. Es un símbolo de resiliencia, innovación y progreso en la industria minera chilena, un punto de encuentro para la exploración, el debate y la colaboración en pos de un futuro sustentable para la minería en el país.
