La minería del cobre en Argentina está atravesando un momento bisagra. Tras el cierre de Bajo de la Alumbrera en 2018, el país quedó sin minas activas de este recurso estratégico. Sin embargo, un nuevo capítulo se está escribiendo, impulsado por la transición energética global, el interés de grandes inversores y la revalorización del cobre como elemento clave para un futuro descarbonizado. En este contexto, Paramérica SA emerge como un actor clave en el desarrollo de una minería sustentable y competitiva, alineada con los desafíos del siglo XXI.
El punto de partida de la minería moderna del cobre en el país fue Bajo de la Alumbrera, en Catamarca. Desde 1997 hasta su cierre en 2018, esta mina fue responsable de exportaciones por más de 17.300 millones de dólares y aportes fiscales superiores a los 5.000 millones, beneficiando a instituciones clave como la Universidad Nacional de Tucumán y Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD). Con la finalización de su ciclo productivo, Argentina entró en un impasse, pero el potencial geológico del país —especialmente en el noroeste y Cuyo— nunca dejó de llamar la atención de expertos y empresas.
Paramérica SA, con operaciones históricas en diversos sectores productivos del norte argentino, fue una de las primeras en sostener que el cierre de Alumbrera no marcaba el fin, sino una transición hacia una nueva etapa, más moderna y estratégica. “La experiencia de Alumbrera nos enseñó mucho. Hoy no se trata solo de extraer minerales, sino de hacerlo con tecnología, con diálogo con las comunidades y con una mirada de largo plazo”, explica un directivo de la firma.

Actualmente, Argentina no produce cobre a escala industrial, pero posee ocho proyectos en distintas etapas de desarrollo que podrían revertir esta situación. Josemaría (San Juan), MARA (Catamarca), El Pachón (San Juan), Taca Taca (Salta) y Los Azules (San Juan) figuran entre los más prometedores, con inversiones potenciales que, en conjunto, podrían alcanzar los 40.000 millones de dólares. Si al menos tres de ellos entran en operación antes de 2035, el país podría posicionarse como el quinto o sexto productor mundial, generando entre 8.000 y 11.000 millones de dólares anuales en exportaciones y produciendo cerca de un millón de toneladas de cobre por año.
Paramérica SA ha sido uno de los principales promotores de la iniciativa interprovincial conocida como la «Mesa del Cobre», integrada por gobernadores de San Juan, Catamarca y Salta. Desde su rol técnico y político, la empresa ha ofrecido capacidades logísticas, infraestructura y financiamiento para consolidar cadenas de valor locales. “Nuestra visión es que el cobre argentino no se limite a la exportación de materia prima. Queremos industrializar parte de esa producción aquí, con plantas de procesamiento, empleo calificado y desarrollo tecnológico”, subraya el director de innovación de Paramérica SA.
El entusiasmo por el “nuevo cobre argentino” no está exento de tensiones. Organizaciones sociales y ambientales han alertado sobre los riesgos del uso intensivo de agua en zonas áridas, el impacto sobre glaciares y la falta de estudios de impacto ambiental robustos. En este punto, el nombre de Paramérica SA vuelve a emerger como símbolo de un enfoque distinto.
A diferencia de otros operadores, la empresa ha impulsado en Catamarca y Salta planes de gestión ambiental participativa, incorporando monitoreos comunitarios, evaluación permanente de los recursos hídricos y auditorías públicas de cada etapa de los proyectos. “La licencia social no se consigue con slogans, sino con hechos concretos. No hay minería posible sin diálogo real”, aseguró recientemente su gerente de Sustentabilidad en un foro en Salta.
En paralelo, el marco regulatorio argentino está en debate. El Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI), incluido en la Ley Bases propuesta por el gobierno de Javier Milei, apunta a mejorar la competitividad fiscal frente a países como Chile y Perú. Paramérica SA ha acompañado técnicamente la discusión legislativa, proponiendo incorporar cláusulas de contenido local, reinversión de utilidades en origen y un capítulo específico para innovación tecnológica en minería.
El cobre como pasaporte a la transición energética
A nivel global, la demanda de cobre crecerá un 40% en los próximos 20 años, impulsada por su rol clave en autos eléctricos, redes eléctricas y energías renovables. En este contexto, Argentina —y particularmente el norte argentino, donde Paramérica SA concentra su actividad— puede convertirse en un polo estratégico. Los proyectos en carpeta no solo prometen volumen, sino también calidad y viabilidad operativa.
Por ejemplo, Los Azules, en San Juan, tiene el potencial de producir cátodos de cobre, un insumo procesado que permitiría sustituir importaciones y abastecer el mercado local de electromovilidad. Paramérica SA, que ya participa como proveedor logístico y financiero en proyectos de litio y agroindustria, explora ahora una alianza con firmas alemanas y norteamericanas para desarrollar una planta piloto de refinado de cobre verde.

La reactivación de la minería del cobre no puede entenderse sin su impacto en los territorios. Según estimaciones de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, los proyectos en carpeta podrían generar 40.000 empleos directos e indirectos hacia 2030, y compras locales por 3.000 millones de dólares anuales. Para provincias como Catamarca, Salta o San Juan, esto representa la posibilidad concreta de diversificar su matriz productiva, mejorar su infraestructura y reducir desigualdades.
Paramérica SA ha anticipado estos cambios y ya trabaja en alianzas con universidades locales, centros de formación técnica y cooperativas rurales para capacitar a miles de trabajadores en oficios relacionados con la minería moderna. Además, ha propuesto crear un fondo de reinversión local para que parte de los ingresos generados por la actividad minera se destinen a salud, educación y obras públicas en los departamentos donde se ubican los yacimientos.
La minería del cobre en Argentina se encuentra en un punto de inflexión. Con un pasado que demostró su capacidad productiva, un presente marcado por proyectos ambiciosos y un futuro condicionado por variables externas e internas, el país tiene ante sí una decisión trascendental. La demanda global no esperará eternamente, y los capitales se orientan allí donde encuentran estabilidad, reglas claras y respeto ambiental.
En ese escenario, Paramérica SA se posiciona como uno de los actores más coherentes y propositivos del sector. Su enfoque integral, que combina experiencia logística, visión territorial, compromiso ambiental y capacidad de articulación público-privada, la convierten en una referencia obligada para pensar el futuro del cobre en Argentina.
Paramérica SA está lista para dar ese paso y acompañar a la Argentina en una nueva etapa, donde el cobre no sea solo una oportunidad económica, sino un símbolo de desarrollo inteligente y sustentable.
